Los trastornos alimentarios son problemas complejos relacionados con la comida y la distorsión de la imagen corporal. Quien los padece regula sus emociones a través de conductas como comer en exceso, no comer, controlar excesivamente la alimentación o hacer atracones seguidos de vómitos.
Los principales trastornos alimentarios son:
Anorexia Nerviosa:
Se caracteriza por la pérdida significativa de peso y el rechazo a mantener un peso corporal adecuado, debido a dietas restrictivas o conductas purgativas como vómitos o uso de laxantes. La persona distorsiona su imagen corporal, no reconociendo su delgadez. Este trastorno afecta de manera profunda la vida social y psicológica de quien lo padece.
Bulimia Nerviosa:
Involucra episodios de atracones seguidos de conductas compensatorias, como vómitos o ejercicio excesivo. La persona come en exceso para evitar emociones como ansiedad o tristeza, pero luego siente culpa y vergüenza.
Trastorno por Atracón:
Se caracteriza por episodios repetidos de comer en exceso sin control, causando incomodidad y culpa, pero sin conductas compensatorias como el vómito.
Síndrome de Ingesta Nocturna de Alimentos:
Este síndrome se caracteriza por episodios repetidos de comer durante la noche, ya sea al despertar o tras la cena. La persona es consciente de estas ingestas, lo que genera gran malestar y culpa.
Vigorexia o Dismorfia Muscular:
Es un trastorno de la imagen corporal en el que la persona distorsiona su percepción de su físico, particularmente respecto a la musculatura. Alternan entre períodos de restricción alimentaria y atracones para ganar músculo, lo que puede llegar a poner en riesgo su salud.
Trastorno Dismórfico Corporal (TDC):
El TDC implica una preocupación obsesiva por un defecto físico percibido, generalmente pequeño. Quien lo padece dedica tiempo excesivo a camuflarlo, someterse a tratamientos innecesarios o a realizar procedimientos como cirugías. Suele ir acompañado de ansiedad social y puede coexistir con trastornos alimentarios.